martes, 27 de marzo de 2012

Alguna calle en Mumbay, India.

Alguien me dijo de no ir a Mumbay (Bombay), que no valía la pena, que la gente era mala, que había mucho caos. Y sí, es una ciudad enorme superpoblada, caótica y llena de contaminación, pero incluso con todos sus males me gustó.

Hay mucha arquitectura colonial inglesa lo cual hace que la ciudad tenga un toque europeo bastante particular. Hay mercados interesantes, como el Crawford Market, se puede visitar la Isla Elefanta, donde hay cuevas talladas del mismo estilo y época que las de Ajanta y Ellora y además se pueden tener vistas hermosas de esta península que geográficamente es espléndida, me recuerda un poco a Río de Janeiro con esa línea que va haciendo curvas a lo largo del mar, dibujando costas y playas donde la gente va a mirar el atardecer.

En las calles nos podemos encontrar imágenes como esta, verduras y leguminosas frescas, probablemente más orgánicas que las que provienen de la granja más orgánica de Europa.

Además, gracias a Mumbay, conocí a un par de españoles fabulosos, gente única que me hizo sentir alegría cada segundo que estuve con ellos. Por eso, si algo puedo recomendar desde mi modesta visión de como tenemos que actuar en la vida es no hacer caso a los comentarios de nadie y dirigirnos única y exclusivamente por nuestra intuición, esa que tenemos que hacer renacer, esa que nos han robado las estúpidas vidas que llevamos en la enferma sociedad de consumo.

Shukria Mumbay!

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