Tengo que decir que estoy maravillado con la capacidad, mejor dicho, con el arte que tienen los vietnamitas para llevar kilos y kilos de lo que sea en sus motos. Son maestros del control y del equilibrio, acróbatas a dos ruedas que desafian al miedo y a los nervios.
Muestra de que nada es imposible. Este es el heróico pueblo que nunca se rindió y que mantiene la frente en alto después de haber sido masacrado por los genocidas estadounidenses.
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