Primero que nada quiero pedir disculpas a todos los respetuosos de la gramática portuguesa por escribir Sao Paulo sin el acento correspondiente en la primera A, resulta que no conozco bien este teclado y me niego rotundamente a caer en ese mal vicio de traducir todo y decir el nombre en castellano como por ejemplo hacen los argentinos y llaman a esta ciudad " San Pablo" me toca enormemente la moral por no decir otra cosa.
Ya tengo un par de semanas en Brasil y tanto entretenimiento no me ha permetido actualizar el blog, Brasil es simplemente alucinante, como todos ya saben es un vasto territorio donde convergen diversas culturas y cuya mezcla ha generado una sociedad multicolor, multisabor, de sonidos y ritmos como la samba que conectan con la naturaleza, terriblemente injusta y desigual ( como en toda Latinoamérica) y donde la gente es simpática y amable, a excepción de algun que otro carioca que bien podría competir con la pedantería y arrogancia porteña, creo que los hermanos argentinos no merecen ser los único señalados..
Sao Paulo es enorme, es una de las ciudades más grandes del mundo, si no me equivoco es la tercera después del D.F mejicano y alguna otra urbe, ¿New York?, cuenta con casi veinte millones de habitantes contando el extra radio, y en la ciudad son once millones de personas las que cada día se enferman con la velocidad y el smok, mientras los empresarios que controlan el capital en la Avenida Paulista ( el lugar que más mueve dinero en toda América Latina) se desplazan en helicóptero para evitar las molestias del tráfico insufrible y el proletariado nervioso y paranóico.
Para hablar bien tengo que decir que la gente es muy amable, que cuenta con un incontable número de bares, restaurantes, teatros, cines, galerías de arte, museos, parques, en fín, todo lo necesario para distraer a esa masa que sufre ciegamente la ausencia del mar y de la naturaleza.