Creo que una de las causas por las que siento cierta discordia a la hora de decir que estudié turismo es por el hecho de que ha sido este sector el que en nombre de la cultura, el arte, la aventura y demás factores que confluyen en el acto de viajar, ese momento de vida mágico, ha desvirtuado el concepto del verdadero viaje
para crear un mundo de realidades ficticias donde todo se compra y se administra por horas.
En la actualidad turística brasileña uno puede ser un "local" en una favela, la Rocinha por ejemplo,por el "módico" precio de 60 reales, lo que equivale a unos 26 euros o a unos 37 dólares gringos. Creo que no existe ningún latinoamericano de los que conozco al cual no asombre, disguste y llene de asco este tipo de explotación de la miseria. Yo me pregunto hasta que punto puede llegar la inconsciencia que crea este tipo
de acciones casi sádicas.
Hoy en día ya da igual, uno puede ser quién quiera siempre que pueda pagar, desde un preso en La Paz, un minero en Potosí o un local en una de las favelas de una ciudad que ha sufrido tanta violencia como Rio de Janeiro. Pronto no les extrañe oir de tours que lo lleven por unos billetes a ser un moribundo famélico en Somalia, un rebelde en Tripoli o un talibán en Afghanistán.
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