Ayer volví de pasar unos días con el panita Alexander en su casa de Guarame, en la isla Paraguachoa (cuyo nombre fue cambiado por los españoles al de Margarita), esa isla mágica que cada vez que tengo el placer de pisar la arena de sus playas siento una conexión con un estadio superior, y no es algo raro, basta ver la tranquilidad de los margariteños para entender que se trata de un lugar privilegiado por la pureza de su naturaleza. Pasé una tarde muy agradable junto a algunos viejos amigos en playa Guacuco (Almeja para los españolitos) y de ese momento salió esa imagen que me gusta tanto. Playa Parguito me mostró la mejora de la conciencia en el pueblo margariteño al cuidar al máximo los huevos que las tortugas vienen a enterrar en la arena y que antiguamente la gente pisaba sin darse cuenta. Pero siempre existen cosas malas..., es imposible no recordar la canción que Alí Primera le dedicó a la isla al ver ese monstruo llamado Sambil o al escuchar que están construyendo el centro comercial más grande de latinoamérica, tenías razón Alí cuando llorabas: "Margariiiitaaaaa se va quedando sin garzas tu laguniiita... ¡No me vengan a decir que tiendas con nombres chick son el progreso de un pueblo!"
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